CUANDO LA POLÍTICA ACTUAL ADEMÁS DE TRASNOCHADA ES INTERESADA

La Ministra de Sanidad la Sra. Mónica Sánchez nos dice que el Gobierno se desentiende de las víctimas de la vacuna covid ya que se las pusieron voluntariamente, reconociendo la relación de causalidad entre la inyección y la miocarditis.

Hemos visto durante esta campaña electoral vasca como los partidos políticos, tanto conservadores como progresistas, tanto independentistas y nacionalistas como estatalistas, han trasmitido unos libretos ideológicos trasnochados propios del siglo pasado, con total carencia de nuevas ideas, contribuyendo al día de la marmota con premisas manoseadas, demagógicas, que en realidad lo que esconden es que no se quiere cambiar nada y, si mantener, el estatus de funcionariado de alto “standing”, eligiendo tener a la política como medio de vida, eso si privilegiada.

Si nos ceñimos a determinados temas tratados durante esta campaña electoral vasca, vemos que asuntos como la fiscalidad y las ayudas económicas del subvencionismo, la lucha contra el cambio climático y la biodiversidad, o la sanidad pública y sobre todo el apartado de salud pública, se han tratado con premisas anticuadas y demagógicas tanto por parte del conservadurismo como por el progresismo.

  • Fiscalidad y subvencionismo

Los discursos por parte del conservadurismo se han basado en no reconocer que existen muchos casos en que muchas familias necesitan de estos recursos para tener una mínima calidad de vida, pero por otra parte el progresismo se ha centrado, como siempre, en no reconocer que dentro de ese elenco de personas existen casos en los que se prefiere acomodarse a esa ayuda económica antes de aceptar un trabajo, eso si ese trabajo siempre tendría que ser digno.

El problema del subvencionismo es que para los partidos políticos les sirve como voto cautivo, no dando paso alguno en plantear nuevas ideas en este apartado.

Otro problema no planteado por ninguna de las partes, ni conservadores ni progresistas, es la situación de jóvenes principalmente autóctonos, con una formación e idiomas como nunca había tenido la juventud, pero que no reciben ningún tipo de ayuda ya que viven en los domicilios familiares, y, por lo tanto, con una buena disponibilidad económica.

La realidad es que los partidos políticos y, aquí con una mayor culpabilidad por parte del progresismo, siguen con unos esquemas anticuados y demagogos, ya que las personas no solo viven de lo material, necesitan también sentirse útiles, ya que el no hacerlo conlleva a que muchos de esos jóvenes estén desesperados, porque ven que van pasando los años y no se les presenta un trabajo mínimamente digno, ¿quizá es que este elenco de personas, por su situación económica, no son susceptibles de ese voto cautivo?

Si relacionamos esto con la fiscalidad, vemos como, por una parte, las recetas de los conservadores son la de la reducción de impuestos, pero con la consiguiente problemática de cubrir los gastos sociales, y, por otra, el progresismo continua con la demagogia de que pague más quien más tiene, circunstancia que ya se da desde hace bastante tiempo, sin proponer nuevas ideas más acordes con los tiempos actuales.

Tanto conservadores como progresistas no se plantean que lo que se debe realizar en un sistema fiscal democrático, es la redistribución del gasto, y, una vez estudiado el mismo aplicar una fiscalidad donde lógicamente pagará más quien más tiene. Esta redistribución del gasto implicaría la reducción de costes en el apartado militar, en la monarquía, en toda la cantidad de asesores que tienen los políticos, en eliminar las prebendas de que disponen los políticos, y, en la reducción de clusters y organismos que sólo sirven para colocar a los políticos mediante puertas giratorias, entre otras medidas, donde, si fuese necesario se podría incluir la reducción del número de políticos y de sus emolumentos.

Con esta redistribución del gasto seguro que para establecer una fiscalidad democrática, se tendrían parámetros para una mejor decisión y con una mayor justicia redistributiva, donde no necesariamente la solución sea la del aumento de la imposición fiscal.

Otro elemento trasnochado es la de la fiscalidad a las grandes empresas, donde se establece una fiscalidad únicamente basada en el enriquecimiento, cuando a la sociedad lo que realmente le interesa es que esas empresas creen cuanto más empleo digno mejor, es decir a ese impuesto progresivo sobre el enriquecimiento se debería establecer una desgravación en base a cuanto más empleo digno creasen.

A fin de cuentas esta sería la mayor aportación de las empresas a la sociedad y, no el mero pago de esos impuestos al enriquecimiento, donde como hemos visto si no se redistribuye el gasto no sirven para que la sociedad sea más justa y equitativa. La creación de trabajo digno implica además de posibilitar a las personas a desarrollar sus vidas, un incremento de la recaudación fiscal, de las aportaciones a la seguridad social, y, en cierta medida de reducción del subvencionismo.

Finalmente el progresismo incurre, a mi parecer en un error, cuando nos dice que se deben gravar más las rentas por acciones, etc. Digo que es un error porque colocarse en el perfil de que las personas rentistas son todas de alto nivel económico, es una equivocación ya que existen muchas personas, generalmente viudas, que con los dividendos de las acciones que les han quedado completan un sueldo digno, y, además, con ello, no participan del subvencionismo, lo cual no deja de ser un ahorro para el erario público.

  • Cambio climático y Biodiversidad

Elemento puramente demagógico respecto a este apartado es la utilización del cambio climático para el enriquecimiento de las multinacionales, donde tienen más delito los progresistas que los conservadores, porque los primeros se supone que tienen una posición contraria a este enriquecimiento, mientras que los segundos están a favor del mismo..

Si nos referimos, por ejemplo, al coche eléctrico, una de las primeras cosas que choca es la de que si se quiere imponerlo, hubiese sido una apuesta clara el que dichos vehículos fuesen más baratos que los de combustión tradicional. Otro elemento claro y, que el progresismo con su ecologismo, que no ecología, no nos dice como se va a resolver, es el tema de las baterías de estos coches, cuando queden obsoletas.

Otro despropósito es el establecimiento de las ciudades con zonas de baja emisión, donde se impide precisamente entrar a los coches al centro de la ciudad y que se queden en los barrios de la periferia aumentando las emisiones, además de hacer una discriminación socioeconómica ya que precisamente los barrios del centro son los de mayor poder adquisitivo, pero los que no tienen obligación de cambiar de vehículo, y, en cambio si, los de los barrios periféricos.

También podríamos hablar de los acuerdos del mercado de CO2, elemento menos ecológico que pueda haber, y que el progresismo y el ecologismo lo han comprado, cuando al conservadurismo le va muy bien todo aquello que sea negocio económico manejado por las multinacionales.

Igualmente podríamos hablar del reconocimiento de la energía nuclear como energía verde, cuando el progresismo y el ecologismo habían luchado denostadamente porque no fuese así, ¿se han oído voces discordantes del ecologismo y el progresismo respecto a este tema?. Mi opinión es que no.

Otro elemento demagógico es el de las energías renovables, donde, tanto la eólica como la fotovoltaica, inciden directamente en la biodiversidad, como se puede deducir claramente cuando se instalan grandes cantidades de placas solares en zonas esterarías.¿Se ha tendido en cuenta la pérdida de diversidad biológica de estas zonas esteparias?, ¿se han estudiado de forma seria los problemas del pase de aves con las eólicas?

Si nos vamos al apartado de las sequías, ahora vemos que este año, con lo que ha llovido, ya no hay sequía, excepto en Catalunya, pero incidir en que ello es debido al cambio climático es algo demagógico e intencionado, ya que en el año 1990 tuvimos una sequía en Euskadi de manera coyuntural y en ningún momento se asoció al cambio climático.

Cuando se habla de la comparativa de las mediciones tanto pluviométricas como la de las temperaturas, esas medidas deben estar sujetas a la incertidumbre que tenían los equipos de hace un siglo y las que tienen los equipos actuales, por lo que para su comparativa deberían tenerse en cuenta las mismas y el factor corrector que ello supone.

Otros elementos discutibles en los que se hace demagogia son el tema de los plásticos y las basuras, ya que en los plásticos resulta que si pagas te llevas una bolsa de plástico en el supermercado, con gran cantidad de productos empaquetados en plástico. La única solución a este tema del plástico es la transformación de esta industria en otra que utilice otra materia prima que sea biodegradable. Es por tanto, una hipocresía el seguir asustando y culpabilizando a la población del consumo de plástico cuando la realidad es que los culpables son los poderes económicos con la aquiescencia de los partidos políticos tanto conservadores como progresistas.

En definitiva el progresismo y el ecologismo ha comprado un discurso demagogo, con total falta de ecología, en la que el conservadurismo y el poder económico están muy cómodos porque ese discurso sirve al globalismo neoliberal.

  • Sanidad y Salud Pública

En relación con la Sanidad Pública y sobre todo la Salud Pública, habrá que decir, que ya hemos tenido la pandemia para ver que toda su gestión ha sido un auténtico fracaso tanto del gobierno vasco como de todos los partidos políticos que han hecho un seguimiento, sin crítica real, que no demagógica alguna.

Ahora se enzarzan los partidos políticos en ver quien va a contratar más profesionales sanitarios, cuando la realidad es que hay que cambiar de modelo sanitario, potenciando la atención primaria y ambulatorios donde se atiendan urgencias de forma, que eviten los colapsos hospitalarios.

En la gestión de la Sanidad debe de haber un cambio de paradigma, ya que la medicina oficial debe abrirse a aquellas medicinas alternativas que pudiesen complementar al conjunto de lo que debe ser una sanidad integral, e ir abandonando poco a poco las directrices y los protocolos de las multinacionales farmacéuticas, por el único y elemental protocolo que debe tener una sanidad pública que es el estudio y el análisis lo más objetivo posible del desarrollo de su profesión.

Si nos referimos a que una persona es responsable de su propio cuerpo y salud, tenemos que esa persona debe tener la posibilidad de ser tratado con la medicina oficial, pero también de tener la posibilidad de que pudiese elegir otro tipo de medicina alternativa contrastada.

Si una persona, como ocurrió durante la pandemia, circunstancia que no se dejó hacerlo aplicando sanciones, quiere ante una enfermedad terminal que el oficialismo no puede hacer nada más buscar una opción con la medicina alternativa, debe ser libre de poder hacerlo. En última instancia (y lo pongo como situación extrema), la eutanasia está aprobada, por lo que la medicina oficial no tendría argumentos para negarse a que, como ellos piensan (no es mi pensar), esa medicina alternativa sea una especie de ejercer esa eutanasia, y, además les evitaría a la medicina oficial de llevar a cabo la misma, ¿cuál es la cerrazón para no dejar la libre decisión de las personas a que mueran como ellos quieran, si se da el caso que la medicina alternativa también es incapaz de sanar como lo es la oficial?

Si nos referimos a la Salud Pública, creo que ninguna opción política quiera romper con el control político de esta área, cuando a mi entender, es un área que requiere, uniéndolo a la salud ambiental de la creación de una comisión de expertos independiente que funcionase con total transparencia independientemente de los gobiernos, partidos políticos y poderes económicos, con comunicación e información directa a la sociedad.

Con ello nos evitaríamos, que en futuras pandemias estemos al albur de las multinacionales farmacéuticas y sus intereses crematísticos, así como el que no existan conflictos de interés con los profesionales sanitarios, como hemos visto que ha ocurrido con la pandemia de la covid.

Recientemente la Ministra de Sanidad la Sra. Mónica Sánchez nos dice que “El Gobierno se desentiende de las víctimas de la vacuna covid ya que se las pusieron voluntariamente, reconociendo la relación de causalidad entre la inyección y la miocarditis”. Es de un cinismo absoluto decir, y más por parte de una Ministra supuestamente progresista, el que ha sido voluntario, cuando en aquella época se exigía el estar vacunado para la realización de cualquier trámite, desplazamiento, etc, imponiéndose además un pasaporte como el de la covid con atisbos nazis que lo que hicieron fue restringir derechos y libertades a la población.

En definitiva, y, ante estas elecciones tenemos al progresismo y ecologismo que ha comprado, con envoltorio verde el caramelo que le ha puesto encima de la mesa el globalismo neoliberal y, el conservadurismo aplaudiendo con las orejas que así haya sido. ¡Menudo panorama y nivel de políticos que tenemos actualmente!

Autor: Jon Ander Etxebarria

Jon Ander Etxebarria Garate, Bilbao. Licenciado en Biología. Ex-decano del Colegio de Biologos de Euskadi. Sigue mis publicaciones también en telegram: https://t.me/eldatomataelrelato

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