Continuación de la estrategia del miedo (III)

Como ocurrió con la pandemia, y ocurre con los recursos hídricos, con el tema del CO2 y la reforestación, en este tema energético y de residuos, los poderes político-económicos, intentan eludir sus responsabilidades, y hacer responsables a los ciudadanos, ayudados con el efecto mediático de los medios de comunicación, con un único fin de índole crematístico, y, no ecológico-medioambiental.

Como continuación de la estrategia del miedo con la sequía y la demanda-oferta de los recursos hídricos (I), la reflexión sobre el tema del CO2 y la necesidad de reforestación como principal solución (II), este tercer escrito versa sobre la energía y los residuos.

Lo primero que habría que comentar es el fracaso de la ciencia oficialista, nuestros políticos y los poderes económicos en el fomento a la utilización del coche eléctrico, iniciándose la casa por el tejado, y, no por donde siempre se debe iniciar la construcción de una casa, que es por los cimientos.

Se fomenta el que los ciudadanos nos pasemos al coche eléctrico, con criterios puramente mercantilistas y total falta de ciencia medioambiental, ya que, de inicio, el coche eléctrico es bastante más caro que el de combustión, es bastante más incómodo para repostar que el de combustión, y, además se lanza al mercado, sin tener solucionado los residuos de los coches eléctricos, como son las baterías, ya que estas no duran eternamente, siendo además residuos tóxicos.

Como en los artículos anteriores, nuevamente es el ciudadano el que tiene que resolver el problema, no medioambiental, sino el de su total falta de planificación , pero eso si, llevando a cabo el desarrollismo meramente en base al interés crematístico, recayendo nuevamente, la responsabilidad de ello, en los poderes políticos y económicos. ¿Nos quieren decir estos Srs del poder político-económico, de dónde sale la energía para recargar las baterías?, la respuesta es clara de la energía fósil en su gran mayoría. ¿Nos quieren decir estos Srs. del poder político-económico, quien es el responsable de gestionar tanto la recarga como las propias baterías?, la respuesta nuevamente es clara el lobby energético que tanto nos dice que tenemos que ser proactivos los ciudadanos en el cuidado del medioambiente, y cómo última pregunta, ¿nos pueden decir estos poderes cuál es la planificación de las soluciones a los residuos de las baterías, con la toxicidad que ello conlleva?, nuevamente la respuesta es clara, no existen estudio alguno que nos hayan presentado para como se va a gestionar la solución de este tema. Por eso, al igual que en anteriores escritos, no existe planificación alguna, y, en cambio, si existe mercantilismo puro y duro, y, en ningún momento criterios medioambientales.

Otro elemento sobre el que se puede comentar, es el tema de las energías alternativas, con los poderes políticos-económicos fervientemente defensores, junto con un ecologismo, apoyado por la izquierda que se dedica a hacer el trabajo sucio del globalismo neoliberal.

Si hablamos de la energía eólica y fotovoltaica, en primer lugar, en muchas de las circunstancias, éstas son incompatibles con el paisajismo y con la biodiversidad, afectando principalmente al paso de las aves en sus migraciones, en el caso de la eólica, y a la biodiversidad de aves esteparias y otras especies de diferentes escalas zoológicas, en el caso de la fotovoltaica (placas solares).

Pero ambas energías alternativas tienen nuevamente un denominador común, como es la falta de planificación. ¿Dónde están los estudios sobre las hectáreas que serían necesarias para solventar el tema energético mediante la energía eólica y fotovoltaica, y su coste a nivel de biodiversidad?. Igual que antes, no sabemos de esos estudios, pero lo que si sabemos que quienes lo gestionarían esas energías, como ya lo hacen actualmente, son los mismos que gestionan las baterías de los coches y la energía fósil.

Es decir, todo el coste es para el ciudadano, a costa de seguir ellos con su negocio crematístico, por lo que cabe preguntarse, ¿realmente quieren dar soluciones medioambientales, o lo que realmente quieren es continuar con el enriquecimiento, propio del globalismo neoliberal imperante? Creo que todos sabemos la contestación.

Por cierto, ¿por qué en la ley de vivienda no se exige en la construcción de las edificaciones, el que tengan incorporada, una vez estudiado el consumo de los vecinos de la misma, la instalación de placas solares fotovoltaicas?, la respuesta nuevamente es clara, la razón es debido a que si así fuese, las viviendas serían autogestionadas energéticamente, y pasaría a ser gestionados como cualquier otro elemento comunitario, y, por lo tanto, independientes de la red eléctrica general, y si no se llegase a cubrir el 100% de las necesidades energéticas, el diferencial sería lo único que se tendría que comprar por parte de la comunidad a la red eléctrica general.

Si ahora enfocamos el tema en el tan llevado y manoseado tema del reciclaje, bandera del ecologismo, que no de la ecología, tenemos que a los ciudadanos nos piden utilizar cuanto menos plástico mejor, hasta el punto de que si no llevamos nuestra propia bolsa a la compra, que por cierto, puede ser de plástico, en el mismo supermercado previo pago nos dan dichas bolsas de plástico, en la cual, la mayoría de los productos, que vamos a comprar, están empaquetados en plástico o enlatados.

Nos dan continuamente moralinas sobre la necesidad de reciclar, pero en este tema del reciclaje, existen dudas más que razonables, sobre que se pretende con el reciclaje, siendo algunas de ellas, las siguientes:

  • ¿Existe la mezcla de basuras ya separadas por el ciudadano, cuando están se llevan a incineradora?
  • ¿Cómo nos repercute, a nivel económico, a los ciudadanos la energía que se pueda generar en dichas incineradoras?
  • ¿Donde va esa energía generada?, ¿a la red eléctrica gestionada por el lobby energético?
  • Cuando de lo que se trata es de reciclar vidrio, y ese vidrio usado no deja de ser materia prima, ¿cómo nos repercute, a nivel económico, a los ciudadanos?, ¿no sería mejor volver a lo de hace muchos años, en los que el ciudadano devolvía el vidrio a la tienda donde hace la compra, y, a cambio, se le devolvía el pequeño importe de dicho vidrio?
  • Si prácticamente los ciudadanos separamos todo el plástico en nuestras casas, y, luego se lleva a reciclaje, ¿cómo es posible que tengamos tanta cantidad de macro y micro plástico en nuestros mares y océanos?

Y aquí, es donde nuevamente, como ocurrió con la pandemia, y ocurre con los recursos hídricos, con el tema del CO2 y la reforestación, en este tema energético y de residuos, los poderes político-económicos, intentan eludir sus responsabilidades, y hacer responsables a los ciudadanos, ayudados con el efecto mediático de los medios de comunicación, con un único fin de índole crematístico, y, no ecológico-medioambiental.

Es, por lo tanto, nuevamente la gestión de los políticos, totalmente irresponsable, tanto por parte de la ideología conservadora (derecha), como por parte de los progresistas (izquierda), al haber comprado el discurso del miedo respecto al tema medioambiental, a través de la Agenda 2030, en la que subyace como no podría ser de otra manera, al haber sido diseñada por el globalismo neoliberal, el que, al igual que en la pandemia, quien tiene que resolverlo son los ciudadanos, y no los poderes políticos y económicos que son quienes realmente tendrían las herramientas para hacerlo, siendo el progresismo (izquierda), y, en este caso con una mayor culpabilidad, el que nuevamente hace de tonto útil, ya que con su ecologismo por bandera, le están haciendo el trabajo sucio a ese globalismo neoliberal.

Los ciudadanos debemos darnos cuenta, que con la pandemia, además de la restricción de derechos y libertades, el resultado final está siendo una privatización de la sanidad, por lo que, con este tema medioambiental, en el que incluyo, el tema del CO2, además del hídrico, y del energético y resíduos ya comentado, volverán a restringir derechos y libertades con la demagogia del bien común, y al final acabarán con la privatización de la sanidad, los recursos y el medio ambiente.

Continuación de la estrategia del miedo

Cuando nos hablan alegremente de sequía, y nuevamente con una inoculación perversa del virus neuronal del miedo al igual de la pandemia, lo que no analizan es que con esos datos pluviométricos no se puede decir que tengamos una sequía extrema.

Una vez terminada la pandemia, aunque oficialmente no lo hayan declarado, pero si se deduzca de la actuación del oficialismo, en este momento se continua, con los medios de comunicación nuevamente como inoculadores del virus neuronal, con la estrategia del miedo, en este caso con el cambio climático, las energías renovables, y todo lo que compete a la situación medioambiental.

En primer lugar podemos hablar de las sequías y los recursos hídricos, y, el primer elemento que tenemos que mirar para decir que existe una sequía es la pluviometría.

Con datos del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, tenemos que la pluviometría (se computa como año hidrológico de octubre a septiembre), en este 2023 esta pluviometría de octubre a marzo ha sido de 373,7 mm, frente a los 400 mm de media desde el año 1980, siendo el total de la media del año hidrológico desde 1980 de 632,1 mm, luego la pluviometría de la mitad del año hidrológico en este 2023 representa, a mitad de año, un 59,12% de ese valor medio del año hidrológico, superando el valor del 50%, que le correspondería para esa mitad del año hidrológico, de manera que si lo comparamos con datos desde 1980, observamos que se dan 17 años (39,53%) en los que la pluviometría en este período de octubre a marzo ha sido más baja que en este 2023.

Si hacemos una proyección adjudicando a este 2023 para la segunda mitad del año hidrológico, (por corresponder a meses de menor pluviometría) con el porcentaje resultante del valor medio desde 1980 (36,72%), vemos que la pluviometría de este 2023 sería de 546,9 mm, lo que representaría un 86,51% del valor medio desde el año 1980 (632,1mm), encontrándonos con que se dan 9 años (20,93%) en los que la pluviometría en los años hidrológicos desde 1980 ha sido más baja que lo proyectado para este año 2023.

Cuando nos hablan alegremente de sequía, y nuevamente con una inoculación perversa del virus neuronal del miedo al igual de la pandemia, lo que no analizan es que con esos datos pluviométricos no se puede decir que tengamos una sequía extrema, la falta de agua no es debida a la pluviometría, que a lo largo de un año si que puede estar distribuida de una manera caprichosa, sino que ello se debe al desequilibrio de la ley de la oferta y la demanda, y en esta intervienen directamente tanto los poderes económicos como los poderes políticos.

Cuando hablamos de falta de agua, lo que se deben plantear los políticos es una planificación en base a esa ley de la oferta y demanda, ya que lo que ha ocurrido, por ejemplo en Doñana, es que ante una demanda cada vez más elevada, la oferta, tarde o temprano, como hemos visto con los años hidrológicos se conserva y se mantiene semejante, pero siendo cada vez más deficitaria respecto a la demanda.

Y aquí, es donde nuevamente, como ocurrió con la pandemia, los poderes político-económicos, intentan eludir sus responsabilidades, y hacer responsable a los ciudadanos, con el efecto mediático de los medios de comunicación, algo que ellos, al menos, han gestionado de forma irresponsable e incompetente, cuando no esa responsabilidad pudiera estar en el ámbito judicial. ¿Cuál es la razón, por ejemplo, en el caso Doñana, (por citar un ejemplo entre otros muchos), se haya elevado de forma exagerada esa demanda de agua, permitiendo un incremento de actividad como cultivos como son el de la fresa, entre otros?. La respuesta es clara, por falta de planificación de oferta y demanda y porque esas actividades económicas, a nivel de impuestos, dejan bastante dinero en los municipios de la zona, dinero que gestionan los políticos y que como vemos de forma reiterada lo hacen de forma irresponsable, unos, por parte de la ideología conservadora (derecha), porque llevan en su gen el sentir crematístico, otros, como los progresistas (izquierda), porque han comprado el discurso del miedo respecto al tema medioambiental, a través de la Agenda 2030, en la que subyace como no podría ser de otra manera, al haber sido diseñada por el globalismo neoliberal, el que, al igual que en la pandemia, quien tiene que resolverlo son los ciudadanos, y no los poderes políticos y económicos que son quienes realmente tendrían las herramientas para hacerlo, siendo el progresismo (izquierda), el tonto útil, que con el ecologismo por bandera, le está haciendo el trabajo sucio a ese globalismo neoliberal.

Los ciudadanos debemos darnos cuenta, que con la pandemia, además de la restricción de derechos y libertades, el resultado final está siendo una privatización de la sanidad, por lo que, con este tema medioambiental, en el que incluyo, el tema del CO2, plástico, etc, además del hídrico comentado, volverán a restringir derechos y libertades con la demagogia del bien común, y al final acabarán con la privatización de los recursos y el medio ambiente.